Seguro lo has escuchado alguna vez, nosotros mismos lo hemos escrito antes, es un «mito» a medias en el mundo del software: la idea de que con Linux siempre puedes revivir un ordenador viejo. La idea de que mágicamente tras instalar una distro que pasaste 22 horas eligiendo, todo va a funcionar bien por 10 años más.
Lo primero es aceptar que muchas veces cuando nos atrevemos a usar Linux estamos lidiando con unas posibilidades de victoria que parecen el RNG de los videojuegos: pura suerte. Son demasiadas distribuciones y mucho hardware diferente, como diría Forest Gump: nunca sabes lo que te va a tocar.
Incluso si tienes un ordenador nuevecito, instalar Linux no es una decisión para tomar a la ligera. Sí, Linux tiene muchas ventajas y ha evolucionado excepcionalmente en los últimos años, hay distros muy buenas que ofrecen experiencias completas y amigables que fácilmente pueden reemplazar a Windows o macOS.
La cuestión es que nunca sabes -sino hasta que pruebas en carne propia- si hay un componente de tu ordenador, un periférico, un programa, o un simple controlador que va a terminar arruinando toda la experiencia en un instante.
Las posibilidades de que esto último pase no disminuyen con un ordenador viejo a veces aumentan, y peor aún, a veces es mucho más difícil encontrar las soluciones. Si no eres un usuario avanzado, o siquiera lo vas a hacer tú mismo, sino que tienes un amigo «friki» o que «sabe de ordenadores» y te recomendó Linux o te hará el favor, tienes que considerar aún más posibilidades tortuosas:
Tendrás que molestarle cada vez que tengas una duda, o tendrás que googlear mucho. Vas a invertir una cantidad sustancial de tiempo en ello. En el mejor de los casos logras solucionarlo todo y te sientes excelente con tus logros. En el peor de los casos terminas culpando a tu amigo de tus desgracias, pierdes el tiempo, el ordenador, y las ganas de vivir.
La cuestión es que, antes de decidir esto vayas con la idea de que vas a necesitar aprender cosas nuevas en el proceso, y si no quieres invertir tiempo y esfuerzo en ello, esperando además que todo vaya no solo igual, sino mejor que en Windows o macOS (por algo estás probando Linux) probablemente te vas a llevar algunas decepciones.

Puppy Linux solo necesita 100 MB de almacenamiento interno, seguro lo puede usar hasta una tostadora. Bodhi Linux sólo necesita un procesador de 500 Mhz y 256 MB de RAM para funcionar, eso es casi lo que usa Windows 10 apagado.
Esos números suenan maravillosos, suenan a que tu portátil de 2 o 4 GB de RAM va a ir volando, que tu procesador barato AMD de hace 10 años está ultra sobrado. Ahora, lanza los dados.

